Tu cuerpo es el lugar en el que habitas y experimentas la vida, el que contiene todo lo que eres y todo lo que tienes. Cómo nos relacionamos con él es la clave de nuestra salud. A veces le damos poca importancia y otras demasiada. Generalmente solemos castigarlo de alguna manera porque no lo escuchamos, incluso lo llegamos a rechazar, o por el contrario lo idolatramos hasta el punto de vivir para el cuerpo.
El cuerpo es una «maquina perfecta» que no necesita nada más que un equilibrio constante de actividad física, descanso, alimentación e higiene.
Él solito se encarga de todo lo necesario para mantenernos con vida. Se manifiesta y se comunica con nosotros a través de señales y síntomas como dolores, cansancio, molestias, estrés, ansiedad, malas digestiones, debilidad, y un largo etc., y cuando esto ocurre es para advertirnos de que algo no va bien. Escuchar esas señales o síntomas nos ayuda a tomar consciencia corporal para saber que nos está pasando y el por qué nos está pasando y por tanto poner remedio a tiempo antes de que llegue la enfermedad.
La mente alojada en nuestro cerebro, es el conjunto de capacidades cognitivas que engloban procesos como la percepción, el pensamiento, la conciencia, la memoria, la imaginación, etc., y juega un papel importante en esa escucha al cuerpo. La relación entre cuerpo y mente es de interacción, si trabajan en conjunto su alianza es poderosa. Nuestra manera de pensar interviene en lo que sentimos físicamente y lo que sentimos físicamente afecta a lo que pensamos.
Cada célula, bacteria, microorganismo y órgano de tu cuerpo forman parte de ti, de tu universo, de tu casa y dependen de cómo gobiernes tu mente y tu cuerpo, para que disfrutes de bienestar y una vida plena.